Així fou com hi vaig aterrar a 4t de Primària i m’hi vaig estar fins a 3r de Batxillerat, moment en que se’ns va encendre una llum i cinc nenes de la classe ens van matricular a l’institut Verdaguer on vaig fer fins el COU. Després vaig estudiar la Universitat Central on em vaig llicenciar en Psicologia en l’especialitat d’Escolar.
L’any 82 vaig perpetrar el major error de la meva vida (casar-me amb qui em vaig casar), l’any 83 vaig aprovar les oposicions a mestra de l’Escola Pública i l’any 85 vaig passar per un dels millors moments, el naixement del meu fill, l’Arnau que avui dia té 23 anys i dia a dia és la prova vivent de què “no hay mal que por bien no venga”, doncs ell és un dels meus bens més preuats.
L’any 86 em vaig separar i l’any 93 em vaig tornar a casar, aquesta vegada amb el company ideal, el Fernando, que porta 16 anys facilitant-me la vida i fent-me sentir molt especial. L’any 94 va néixer la meva filla, la Laia, que ara té 14 anys i ha acabat de tancar el cercle de la meva felicitat.
Pasé por varios trabajos, ya que por aquel entonces te podías permitir el lujo de estar fija en uno, pedir el finiquito, y empezar al día siguiente en otro: Editorial Aedos, de secretaria de unos abogados, hasta que llegué a Productos Derival en c/ Córcega, que tras una especie de oposiciones, me seleccionaron para llevar uno de los primeros ordenadores que pisaban España (Nixdorf): fichas con bandas magnéticas, doble platina... y ahí me quedé 5 años, hasta que me casé por primera vez y monté mi propio negocio de moda.
Nacieron mis tres primeros soles: Joan de 26 años, que es técnico superior en mantenimiento industrial, David de 21 años, que está terminando Técnica superior de desarrollo de proyectos, y Laura de 18, que está estudiando y en prácticas de asesora de belleza.
En el año 93, no sé de donde saqué el tiempo y obtuve el título de peluquería y manicura.
En el año 2.000, mi vida andaba un poco vacía y decidí separarme. Más tarde conocí a mi marido, Fernando(que junto con mis hijos son mi alegría de vivir) y cambié la Moreneta por el Miquelet y las fallas. Ahí estuve trabajando de directora de producción en una empresa de moda, luego volví a montar otra vez mi propia empresa (la de BCN medio funcionaba con una persona encargada).
Y mi último sol: Marta de 6 años (una preciosa e inquieta niña rubia de ojos azules).
Era tal la añoranza por mis montañas de Montserrat, que al cabo de 6 años volví a Esparreguera .Otra vez a estudiar!! Colaboraba con Fernando en sus proyectos de ingeniería. Pero mi inquietud volvió a aflorar y me propuse otro reto: hice varios masters de estética y belleza y monté mi propio centro "Dermia". Desde entonces trabajo, cursillos, radio, hijos...y una linda nieta, Lucía, que ha traído la plenitud a mi vida.
Als tres anys, el naixement de la meva germana em va destronar del regne domèstic i em van dur a l’ Acadèmia Cultura per iniciar una dècada d’escolarització , tot travessant la vorera de casa.
Després, en iniciar el quart curs de batxillerat, quatre anys inoblidables a l’ Institut Verdaguer, on el destí i la normativa vigent m’havia fet anar cada mes de juny a jugar-me el curs a una sola carta.
Cinc anys a la Facultat de Filosofia i Ciències de l’ Educació, em van proporcionar una Llicenciatura en Pedagogia Terapèutica, que van decidir el meu camí cap a l’Educació Especial.
Des de fa 26 anys, aquest camí és llarg, perquè fa que travessi Barcelona de Sud a Nord, per a canviar d’una a altra ciutat de l’àrea metropolitana.
La recompensa, fer la feina que m’agrada: els nens i nenes que m’envolten.Em paguen per educar-los però ells fan la tasca d’ensenyar-me: dels autistes (a qui he dedicat gran part de la meva carrera), he aprés la importància de l’ordre; dels Down, la tendresa; dels que no parlen, el valor d’una mirada i dels que no troben el seu lloc a la vida, el valorar la meva.
I sempre, els deixo pel final, els fonaments: L’ Antoni, al meu costat en la darrera trentena, omplint casa meva de comprensió i de còmics.
La família, els amics incondicionals que, com diu en Serrat “los tengo bien escogidos, los mido con pala rasa, son lo mejor de cada casa “
I el meu millor guardó: L’Elisabet, una preciositat de biòloga de 23 anys, que arrenca el vol del niu amb la força i l’energia que li hem procurat donar i que, la veritat, ens ho ha posat ben fàcil.
No recordaba el nombre del profesor, pero los trabajos estaban ahí demostrandome sin lugar a dudas, que yo estuve allí.
El profesor de naturales era el Pelegrí y mis trabajos, guardados como un pequeño tesoro personal desde que los volví a encontrar, los podeis ver clicando sobre la foto o aquí.
"Fíjate, estos tontos, me fallan a propósito para estar con las niñas."
El Besora, agudo y rápido, como siempre, le contestó:
"Es que así están más cerca de la puerta."
Y es que, realmente, en aquella clase sin ventanas al exterior donde mejor se podía estar era al lado de las niñas y cerca de la puerta.
Hoy, primer día de primavera, fecha en que nací, deposito en las manos de aquellas chicas que me ayudaron a despertar este "esclat de la primavera":
No se si recordareis que durante nuestra época se puso de moda los "macutos". Una bolsa de tela verde militar que llevábamos cargada de libros y libretas en el hombro y que en el lateral llevaba un bolsillo con una cremallera.
Recuerdo un día que, como tantos otros, estábamos en clase de trabajos manuales, apiñados (como siempre) haciendo una lámina con tinta chica -¿os acordais del tira-líneas y de las plumillas?- y casualmente ese día yo estaba super concentrado en lo que hacía. Es decir, no estaba hablando.
En ese momento pasó el Fernández justo a mi altura cuando de repente, oí un quejido roto que salió de su garganta. En ese momento levanté la cabeza de la lámina y le vi la cara totalmente congestionada y su mano derecha dirigiéndose a su rodilla. Se levantó el pantalón y le ví salir un chorro de sangré.
Se había clavado accidentalmente la punta de mi compás (un centímetro de aguja), que estaba guardado en el bolsillo lateral del macuto que tenía colgado en el lateral del pupitre.
Cuando comprendí lo que había pasado, empezó a pasar por mi cara toda la gama cromática del arco iris, incluido los degradados pero afortunadamente, por una vez, estaba haciendo lo que se suponía que tenía que hacer.
Y me libré¡¡¡¡¡
Todavía recuerdo su figura: mayor, vestido para la fiesta de la educación y con sus inconfundibles gafas "culo de botella" que evidenciaban sus galopantes cataratas.
No se por qué mi memoria lo sitúa en una silla baja que le obligaba a tener las rodillas más altas que la comodidad para un hombre mayor exigía; con aquel aire de Director que presumía, te acercaba de tal modo que tu gesto era una mezcla de temor y ganas de huir de su cerco.
Cogiéndote del antebrazo, y sin que la presión no fuera ni mucho ni poco ni todo lo contrario, te solicitaba la respuesta a una pregunta que quizás te situaba muy lejos del acierto, todo ello por no tener la más mínima idea. Ese, y solo ese, era el tiempo que él necesitaba para esgrimir su decimonónica frase que hoy se me antoja acorde con el tiempo en el que Dios estaba presente en todas las paredes en forma de Hijo crucificado.
Una sonatina que enfatizaba la primera A y que continuaba a modo de exabrupto, mano en alto anunciando un soberano cachete que nunca caía, con la sentencia divina del Ser que nos vigilaba solo para castigarnos.
A todo ello debo incluir que, esta, no tenía nada que ver con otras frases célebres que en este apartado se debatirán ya que, en el fondo, aquel viejecito aclamando a su todo poderoso, no era más que la entrañable figura de alguien que dedicaba su tiempo a pasear entre niños.
Aquí va una propuesta: QUI ÉS?
Consistiría en colgar una foto personal donde no fuera fácil reconocernos (por ejemplo: los chicos, con barba; las chicas, con la toga...) y dar, pongamos por caso, 1 semana o 1 mes para intentar adivinar la respuesta. Transcurrido el tiempo estipulado, el interfecto desvela el enigma; y a otra cosa, mariposa.
Podías levantar la mano para prestarte voluntario para vigilar y apuntar en la pizarra a los compañeros y compañeras que hablaban.
No podías negarte a apuntar a quienes hablasen, sin que ipso facto te cruzasen la cara de un soberano guantazo.
Y conocido por el sobrenombre de --aquí, el Dani, especialista avispado en jugar con la lectura para tomar apuntes, en otro de sus habilidosos guiños al auditorio (aprovechando, esta vez, que quedaba de espaldas al Martínez, incluso acompañó sus cabriolas con la voz del gesto correspondiente de su ojo derecho), se equivocó a propósito, después de haber retardado con maestría y descaro un nuevo momento cumbre, como si hubiera abierto con su voz un signo ortográfico de dos puntos de suspense larguísimo, y dijo--: el Monstruo de la Naturaleza, también llamado (nueva pausa) el Félix (nueva pausa) de los Ingenios...
¡Y toda la clase se desternilló de risa!
Gracias por haber compartido conmigo ese momento.
Para ver la galería, clicar aquí.
Para ponerme en situación, esta mañana, antes del encuentro VIERNES 13, me acerqué por nuestra Academia.
Estuve haciendo algunas fotillos en el exterior y me decidí a subir para hablar con la nueva dirección. Subí por las mismas escaleras que teníamos que subir cuando llegabamos tarde. En vez de los Vilalta estaban María Ángeles Cuenca y Domingo Pérez, que me atendieron muy amablemente.
Les conté nuestra iniciativa y se ofrecieron a colaborar.
De documentación queda poca, pues se perdió en un incendio provocado en 1994. Sin embargo, Domingo cree que tiene las fichas de nuestra promoción y las va a buscar. También va a buscar fotos, libros de texto, apuntes y otros documentos que nos pueden interesar.
Me permitieron hacer algunas fotos de los patios. Siguen igual. Y sorpresa, los chicos y chicas siguen hoy día llevando bata, la misma bata, que entonces!
José A Sierra.
En la Academia Cultura,
Nadie nos dijo que llegaría la hora en que
seríamos capaces de salir por las escotillas
y buscarnos entre las brumas más densas
y reencontrarnos en distintas escalas de navegación
y ajustar las jarcias de nuestras naves
y zarpar juntos otra vez en una nueva travesía.
Nadie nos dijo que llegaría la hora en que
seríamos capaces de hacer grande el cuaderno de bitácora,
con las más diversas aportaciones de cada cual,
con propuestas de ideas por desarrollar,
con gadgets de lo más variado,
con una colección inacabable de temas y más temas...
Nadie nos dijo que llegaría la hora en que
seríamos capaces de conjurar lo que sí y lo que no,
aquel microcosmos de reglas un tanto desarregladas
y escribirlas y reescribirlas de nuevo
y volverlas del derecho y del revés
y recordarlas y reírnos de ellas y de nosotros mismos.
Nadie nos dijo que llegaría la hora en que
seríamos capaces de sentir cierta nostalgia
al traer a nuestra memoria y compartir
los días especiales que se salían de la norma
los profesores que nos marcaron más o menos
las anécdotas escogidas para no olvidar.
Nadie nos dijo que llegaría la hora en que
seríamos capaces de poner de lado nuestras biografías,
lo que hemos hecho, lo que hacemos,
lo que nos gustaría hacer,
lo que pasa y nos pase por la cabeza,
todo lo que está por hacer y va a ser posible.
Nadie nos dijo que llegaría la hora en que
seríamos capaces de encadenar un nuevo relato colectivo,
de antes o de ahora o de después,
de crear y recrear historias,
de tomar la iniciativa y construir una gran historia
a partir de las pequeñas historias que los otros ya han escrito.
Nadie llegó a imaginar que llegaría la hora en que
saldríamos otra vez al patio
con las ganas de hablar a flor de piel,
con unas ganas tremendas de vernos,
con unas ganas inmensas de reencontrarnos,
con unas ganas descomunales de hacer y rehacer cosas y más cosas.
Nadie supo enseñarnos que la hora iba a llegar en que
íbamos a saber agitar en una mezcla explosiva,
lo que nos pasó, lo que nos pasa, lo que nos pasará,
las aguas claras y turbias de la vida
y que del calor de la deflagración iba a nacer
un río, un torrente, un maremoto,
un caos de comunicación y realidad.
Y quien no se lo crea que se
PASE POR AQUÍ:
http://quepaseporaqui.blogspot.com/
Manel Marín Vivas,
Miguel Ángel López Colillas,
José Antonio Sierra Alhama,
Enric Batiste Bastidas
marzo de 2009
Yo era de "los nuevos". Llegué a la Academia Cultura cuando todos os conocíais. Me incorporé en 2º de Bachillerato, después de pasar por la Academia Santacruz, un centro también muy "especial" de la Torrasa. Llegué con mucho peso en las espaldas, con 2 suspensos. El Martínez que sabía como optimizar los medios le pidió a Batiste que por la tarde me diera clases de recuperación. Esos primeros días los recuerdo algo borrosos, pero enseguida me pusieron gafas.
A fecha de hoy nunca me había planteado redactar mi biografía, no tanto por la poca enjundia que presenta sino más porqué no había encontrado a nadie que le pudiera interesar.
Claro está que debo empezar por la Academia Cultura de la que salí en el 74 con el 4º de bachillerato cayendo en el Instituto de Can Serra para acabar el “Bachillerato Superior”. Estudié y trabajé para lo de “arquitecto” pero me quedé a menos de medio camino como tantísimos, además de tropezar con la crisis del 82 (eso si que era una crisis) perdiendo empleo, futuro y posibilidad de continuar en un sector que se hundía (o mejor dicho… se hundió). Como uno tiene mal carácter y como que no me veía mucho obedeciendo ordenes de nadie (que en la mili ya se demostró por los encontronazos con aquel teniente pariente de Baco y de una leche de lo más agria) y sabiendo las virtudes de Nuria (mi socia antes que esposa) nos decidimos a gobernar nuestra barca sin empecinamientos y desplantes ajenos.
Este año se cumplen 26 de sociedad, 25 de matrimonio, 22 de Carla, mi hija la periodista, 18 de Hèctor, el Bachiller y 5 de Kenia, una perrita de cuneta que se gana nuestro interés más que la televisión.
Una dedicación en profundidad en el sector del transporte, me permitió dirigir y modernizar una de las mayores compañías españolas, años de compromisos, responsabilidades y muchos, muchos, días fuera de casa. Fue tanto el éxito que me pidieron fundar otra con unos socios que a la postre se mostraron como realmente eran y yo, entusiasta que uno es, no vi desde el principio. Ya habrán intuido que aquello no acabó bien… para mí. La empresa hoy sigue sobre las mismas bases, pero sin su creador.
Pero servir, sirvió, y desde aquéllas me he dedicado al sector editorial, a las telecomunicaciones y a la publicidad consiguiendo, por fin, que lo de los “dibujitos” me sirviera para algo.
13 años hace éste y con un equipo de personas realmente sorprendente, entusiastas y responsables, me permiten dedicarme a un negocio que, al fin y después de muchas probaturas, me gusta. Por cierto, el negocio no ha conseguido separarme de Nuria.
Si tienes alguna idea para desarrollar en el cuaderno, un gadget, una encuesta, un tema nuevo, hacer un nuevo álbum, lo que se te ocurra, sólo tienes que escribir un articulillo explicando tu idea y asignarle la etiqueta "Per millorar el quadern".
Entre todos y todas intentaremos darle respuesta.
A día de hoy me declaro culpable en primer grado, junto con Eulàlia, de una familia numerosa de tres hijos: dos adolescentes --tan encantadores e imposibles como lo fui yo a su edad--, Ferran (17 añitos), Guillem (15), y una niña muy despierta, Berta (9).
Tras catorce años de profe de Lengua y Literatura Española en Bachillerato, me ficharon en la comisaría del Movimiento de Renovación Pedagógica Rosa Sensat para crear y coordinar unas revistas de educación y unas colecciones de libros en castellano. Ahí sigo.
Y eso que estudié en la Academia Cultura de L'Hospitalet entre los años 60 y pocos y 1974; en el 75 cursé 5º de Bachiller en la sucursal de la misma Academia en la calle Villarroel de Barcelona, y me escapé otra vez, saltando del fuego a las brasas, a la Institución Cultural Lumen, donde estudié hasta COU. Luego hice un curso en la Facultad de Ciencias Económicas y, después de aprobarlo y dar satisfacción así a los sueños de mis padres, salí huyendo de nuevo en pos de mis quimeras a la Facultad de Filología, donde permanecí hasta licenciarme.
También me acusan de ser autor de algunos artículos de Didáctica de la Lengua y algunos libros de Literatura Infantil y Juvenil, así como de haber dado cursos de Comunicación.
Declaración suscrita a 5 de marzo de 2009
Si eres de la Generación 60 y todavía no has contactado con tus "ex", envianos un mensaje de correo a paseporaqui@gmail.com presentándote y si puede ser adjuntando una foto. Nos pondremos en contacto contigo para registrarte en el libro y poder ampliarlo.
Las etiquetas más importantes que debes tener en cuenta son:
Academia Cultura: para artículos relacionados con el propio colegio.
Anecdotari: para poner en común tus anécdotas y recuerdos más divertidos (o no).
Biografies: para poner una breve biografía tuya (puedes mirar alguna de las existentes para coger ideas).
Profes: recoge nuestras impresiones y experiencias con cada uno de los profesores que tuvimos.
Etc.
El mecanismo es muy sencillo ya que después cada etiqueta está asociada a una opción de los menús de la cabecera del libro de bitácora. Así cuando selecciones una de las opciones podrás ver todas las noticias relacionadas con una etiqueta en particular.
Te animamos a hacer crecer la historia, nuestra historia.
A regañadientes salía de la cama, me vestía y me tomaba el desayuno. Todavía tenía que ir a buscar el pan y que mi madre me preparara el bocadillo.
Con la cartera llena de libros, el bocadillo y los deberes a medias, salía a toda prisa hacia el cole porque, como casi siempre, llegaba tarde.
Era el recorrido de cada día y como cada día la tienda de legumbres, la baquería, la panadería, la plaza de los Pirineos, el cine Romero eran testigos de mis prisas.
Por el camino me encontraba a algún compañero de viaje que como yo, teníamos el mismo destino. Era justo al cruzar la Rambla Catalana que desde la esquina ya se vislumbraba la multitud bulliciosa delante de la puerta, de la entrada de la Academia Cultura.
.... ¿lo continuas tú? ....
El bachillerato elemental, de primero a cuarto, lo hice en la Academia Cultura de Hospitalet. Por cierto, me libré de la reválida de 4º porque suspendí literatura en septiembre y la tuve que repetir.
El bachillerato superior, quinto y sexto, lo hice en la Academia Cultura de Gran Vía, al lado de la parada de metro de Urgell. Nuevamente me libré de la reválida de 6º porque decidi hacer COU y de ahí a la universidad.
Estoy casado desde el 86, tengo un niño (hombre ya) maravilloso del que me siento muy orgulloso y que ya ha acabado la Ingeniería Técnica (Telemática de la UPC), ahora está con la superior.
El niño es un portento de la escalada, "a lo Tom Cruise en Misión Imposible".
Recuerdo una ocasión en que alguien trajo un destornillador a clase y, como no podía ser de otra forma, probamos sus virtudes con los tornillos de un pupitre. Simplemente le sacamos todos los tornillos y el pupitre se sostenía sólo por la fuerza de la gravedad.
Evidentemente no medimos bien las consecuencias porque, en un momento de la clase durante la cual ya se nos había olvidado el destornillador y los tornillos, el Martínez, finalizando la ronda de vigilancia no tuvo meor idea que apoyarse en el susodicho pupitre.
El estruendo fue impresionante, nuestras caras también pensando en la que se nos venía encima. Al final, todo quedó en una anécdota, nos escapamos de una buena y ha acabado como anecdotario de este blog
Su gran peculiaridad es que siempre preguntaba la lección a todos y todas, lo cual era un mérito porque en clase "sólo" éramos 110.
Eso sí, si te sabías la lección, avanzabas puestos hacia la cabeza y si no, te ibas para el último y te quedabas de 6 a 7 de la tarde hasta que te sabías la lección.